OFICIAL O COMISARIO
Cada fin de semana un
grupo de personas se reúne, en muchas ocasiones cuando aún no ha salido el sol,
para intervenir como comisarios en los diferentes rallyes o en las carreras de
circuito, karting o montaña que se celebran prácticamente en todo el mundo.
Participan de forma
desinteresada, en el mejor de los casos percibiendo una dieta que apenas cubren
los gastos de desplazamiento y comida. Soportan temperaturas bajo cero, como en
los tramos de Canencia, Morcuera o Navafría en el Rally Comunidad de Madrid, o
temperaturas superiores a los cuarenta grados, como los comisarios que acuden a la
Baja Aragón y, en general, en las
pruebas que se celebran en los meses de junio o julio.
Si nos preguntamos que
lleva a todas estas personas a hacer lo que hacen la respuesta es clara: la
pasión por un deporte que engancha y la posibilidad de formar parte de él como
elementos indispensable. No son pocos los candidatos a intervenir como
comisarios que cada año se unen a este grupo sin contar con la pasión
suficiente. No suelen durar mucho. Cuando ves a uno de los “novatos” prestando
más atención a su teléfono móvil que a lo que ocurre en la pista sabes que no
vendrá muchas más veces. Cuando entablas conversación con alguno de ellos, les
hablas de Nuvolari, de Fangio, de Stirling Moss o de Toivonen, Alen o Andruet y
su rostro refleja lo que están pensado -“no se de que me habla este tío”-,
sabes que les falta este ingrediente necesario.
Son, somos, una parte
esencial. Sin comisarios no hay carreras, es así de simple. Sin embargo, la
pasión no es suficiente. En muy contadas ocasiones he visto a organizadores que
no prestan la debida atención a este grupo de personas que asisten a sus
pruebas, que se dirigen a ellos en un tono de superioridad o simplemente de
forma desconsiderada. Nada les impediría marcharse a casa en lugar de estar
soportando la mala educación de alguien cuya educación deja bastante que
desear, pero no lo hacen. Ya nos los dijo Elena Martín (“Nana”), muchos años
jefa de comisarios en el Circuito del Jarama: somos amateurs pero debemos
siempre comportarnos como profesionales.
En mi caso, y en el
de muchos otros, a la pasión por este deporte se une la amistad con las
personas que te acompañan. Hablando el otro día con un amigo coincidíamos que
no hay nada más gratificante que compartir una actividad que te apasiona con
tus amigos. En el Puesto 9 del Circuito de Jarama y en los rallyes que se
desarrollan en Madrid coinciden estas dos circunstancias y ello hace que un mes
caluroso de agosto, todos estemos deseando que llegue la primera carrera en
septiembre y volver a encontrarnos con nuestros compañeros y amigos y, entre
ellos y sin duda en un lugar destacado el creador de este magnífico blog:
Alberto Solís.
Por cierto, de comisarios
han pasado a denominarnos “oficiales”. Personalmente prefiero la denominación
de comisarios, derivada del francés. En Francia, un país que merece mucho la
pena conocer, fue la cuna del automovilismo. En ella se celebraron las primeras
carreras. La
París – Burdeos
– París de 1.895 que ganó Emile Levassor o la
París Lyon de 1.900, en la que
se instauró el color nacional para los coches de carreras, el verde para los
vehículos británicos, el azul para los franceses, el rojo para los italianos o
el blanco para los españoles. Hoy en día sólo cuenta el color del patrocinador.
Oficial o comisarios. Prefiero que me consideren comisarios, aunque el término
“marshall” con el que se denomina a nuestros compañeros británicos no está mal,
nada mal.
José Ángel Martín García
Comisario
Agosto 2.015
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