viernes, 11 de septiembre de 2015

Seguridad en los Rallyes


José Angel Martín García (Comisario)


Este triste año 2.015, que se nos ha llevado la vida de muchas personas relacionadas con el deporte del motor. Nos han dejado pilotos y copilotos como Justin Wilson, Andrea de Cesaris, Bjorn Waldegard, Renzo Zorzi, Dani Ribas, Bernat Martínez o José Lumbreras, y ahora nos enfrentamos a la terrible noticia del accidente ocurrido en el Rally de A Coruña, donde siete personas, siete espectadores, han dejado su vida en uno de los tramos de la prueba.
 No es momento de buscar responsables ni culpables. No estaba allí y por tanto no puedo conocer las circunstancias del hecho, sin embargo es momento de realizar algunas reflexiones.
Llevo relacionado con el mundo del automovilismo y el motociclismo desde hace más de treinta años y he sido testigo de los notables avances que, en materia de seguridad, se han producido, especialmente en el ámbito de los rallyes. Avances que se han hecho realidad gracias al buen trabajo de la Federación Internacional, de la Federación Española, las Federaciones Territoriales y de todos los organizadores  y oficiales que cada fin de semana hacen posible que podamos disfrutar del deporte que amamos. 
Ahora resulta impensable que puedan repetirse imágenes como las de aquellos rallyes de Portugal o San Remo de los años 1.985 o 1.986, con los espectadores apartándose a paso de los coches, dejando apenas el espacio necesario para su paso. Como copiloto pude ser testigo directo de imágenes como la presencia de espectadores, incluso de niños, al final de una larga recta en la zona exterior de la curva, donde presumiblemente terminaría un coche en caso de fallo mecánico o error en la zona de frenada.


Como oficial he sido testigo, en infinidad de veces, de cómo ciertos espectadores se apartan de las zonas de peligro al paso de la caravana de seguridad para inmediatamente después volver a colocarse en estas zonas, incluso quitando las cintas de señalización colocadas por la organización. He sido testigo de cómo un grupo de vándalos insultaba a un oficial que les pedía que se apartasen de una zona señalada como prohibida para el público. He visto como unos salvajes apedreaban un coche de la caravana de seguridad en un tramo que, acertadamente, había sido neutralizado por la presencia de público mal ubicado. Los diferentes organizadores realizan notables esfuerzos y asumen elevados costes para editar folletos informativos que incluyen recomendaciones y prohibiciones para el público, equipan coches de megafonía que informan a los espectadores sobre estas mismas medidas y señalizan las zonas prohibidas para el público.

Dentro del público que asiste a ver un rally hay que distinguir a los auténticos aficionados y de los espectadores responsables que son conscientes del riesgo inherente a este deporte de otro grupo formado por “tuneros”, “fiesteros” y aficionados al botellón, que dificultan enormemente la labor de los organizadores y de los oficiales que trabajan. He visto ya demasiadas veces como una serie de irresponsables, con los que desgraciadamente nos encontramos en un rally tras otro, que se dedican a realizar pasadas a alta velocidad y realizar trompos mientras nosotros estamos montando el tramo. Estos irresponsables suelen conducir vehículos con lunas tintadas, pegatinas por todas partes y ridículos alerones.

Se ha avanzado mucho, pero a la vista de lo ocurrido en el Rally de A Coruña va a resultar necesario implementar nuevas medidas. La Federación Internacional ha convocado una reunión para estudiar estas medidas. No es una labor fácil. Si las medidas de seguridad que se propongan son excesivamente costosas, ello va a suponer el fin de los rallyes ante la imposibilidad de hacer frente a los costes de organización. Es evidente que la seguridad del público es algo prioritario, pero un tramo de rally no es un circuito y en cualquier momentos puede surgir un imprevisto que afecte a espectadores que pueden estar ubicados en zonas razonablemente seguras.

La ubicación del público sólo en determinadas partes seguras del tramo, debidamente señalizadas,  el uso de banderas amarillas en zonas con exceso de público o la dotación a los oficiales con sistemas de captación de imágenes que puedan ser enviadas en tiempo real a dirección de carrera para que pueda adoptar de forma ágil  la decisión de neutralizar o suspender un tramo, pueden ser medidas que ayuden a garantizar el futuro de nuestro deporte.

Debemos tener en cuenta a los principales protagonistas, a los pilotos y copilotos. Como he comentado he vivido personalmente lo que supone disputar un tramo con público mal ubicado, y la sensación no es agradable. He podido escuchar y comprender las quejas de pilotos que, pese al esfuerzo realizado en la preparación del rally sólo pueden disputar uno o dos tramos al haberse neutralizado el resto por culpa de algún grupo de indeseables.

Termino estas breves líneas enviando todo mi apoyo y afecto a las familias y amigos de las personas fallecidas y de quines han resultado heridos. Todo mi apoyo y cariño para Sergio y Luis. No puedo imaginar el dolor que todos ellos están sufriendo. Ojala podamos entre todos acometer cuanto sea necesario para que estos tristes hechos no vuelvan a ocurrir.

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