martes, 2 de febrero de 2021

Hispano Suiza:

De la leyenda a la realidad

La histórica marca Hispano Suiza resurgió en marzo de 2019 cuando presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra una auténtica obra de arte sobre ruedas: Carmen. El hiperdeportivo de lujo, “hyperlux” que se convirtió en uno de los grandes atractivos de la muestra suiza, comparte el ADN que llevó a Hispano Suiza a convertirse en leyenda y motivo de orgullo para la industria española.

Dos generaciones de Hispano Suiza:

Hispano Suiza fue fundada el 14 de junio de 1904 por Damián Mateu, con el apoyo del ingeniero Marc Birkigt, un suizo que había llegado a España para revolucionar la industria del automóvil, y que había trabajado en los dos antecesores de Hispano Suiza: La Cuadra y J.Castro. Desde principios de siglo, Birkigt había trabajado en el desarrollo de vehículos de 10 y 14 CV de potencia, que sirvieron para formar las bases de la compañía, y que se entregaron al final de aquel mismo año.

Solo unos meses más tarde, ya en 1905, Hispano Suiza creó su primer vehículo, el Tipo Acorazado Sistema Birkigt, que equipaba un motor de cuatro cilindros y 20 CV de potencia, y que alcanzaba los 87 km/h de velocidad punta. Le siguió, un año más tarde, el que sería el primer automóvil con motor de seis cilindros construido en España, un modelo de 75 CV de potencia que llegó a completar la ruta Perpignan-Paris en 22 horas; esta proeza recibió una gran atención de los medios de comunicación.

Hispano Suiza comenzó a crecer, puso en marcha una fábrica en Francia y vendió la licencia de fabricación a otros constructores de países como Reino Unido, Italia o la antigua Checoeslovaquia, que contribuyeron a su expansión por el mundo. Poco a poco empezó a rivalizar con los grandes fabricantes de la época y a convertirse en sinónimo de lujo y de la alta sociedad.

Sus automóviles captaron la atención del rey Alfonso XIII, que era un apasionado del mundo del motor. El monarca dio una notable visibilidad nacional e internacional a Hispano Suiza, y llegó a tener un papel importante dentro de la marca. Tanto, que incluso tuvo un coche que fue nombrado en su honor, el T45, o “Alfonso XIII”.

Nace la cigüeña de Hispano Suiza

Durante la I Guerra Mundial, Hispano Suiza centró sus esfuerzos en la fabricación de motores de aviación, poniendo en práctica toda la experiencia adquirida en automoción. Fue un periodo importante para la compañía, con grandes beneficios. Aún hoy en día, su legado como exitoso constructor de motores aeronáuticos (llegó a fabricar más de 50.000 unidades) sigue presente en los vehículos de Hispano Suiza, mediante el mítico logotipo de la marca: la cigüeña. Este símbolo fue adoptado en honor al aviador de una escuadrilla francesa que equipaba motores Hispano Suiza y, junto a las banderas española y suiza, se ha convertido en la seña de identidad del fabricante.

El primer modelo en lucir la cigüeña plateada fue el H6B, un revolucionario vehículo con motor de 6 cilindros que alcanzaba los 150 km/h. Este automóvil guarda un importante lugar en la historia de la marca, puesto que, al volante de uno de ellos, André Dubonnet se alzó con la victoria en la Copa George Boillot, una carrera de resistencia celebrada en Boulogne (Francia), que tuvo una gran repercusión. También el propio Alfonso XIII se puso al volante de un H6 para competir en la carrera de “la Cuesta de las Perdices”, a las afueras de Madrid. Este tipo de carreras sometió a un exigente testeo a los vehículos de la marca, que éstos superaron con creces, convirtiéndose así en sinónimo de fiabilidad y altas prestaciones.

Dubonnet tendría un papel importante en los siguientes años de Hispano Suiza. En 1932 se presentó en el Salón del Automóvil de Paris el Dubonnet Xenia, un vehículo, basado en el H6B, que incorporaba el sistema de suspensión independiente inventado por el propio piloto y diseñador, y que sustituía las ballestas por muelles helicoidales. En 1936 se lanzó una segunda versión, más aerodinámica y espectacular, con puertas deslizantes, parabrisas envolventes, líneas futuristas y un motor Hispano tipo 68 bis con 12 cilindros y 250 CV de potencia.

Paul McCartney y su novia de la época Jane Asher fotografiados a bordo del Hispano Suiza H6 del cantante tras asistir a la Premiere de How I Won The War en el London Pavilion. 1967.

Después de la Guerra Civil española, Hispano Suiza continuó desarrollando motores y vehículos cada vez más potentes, y con un diseño aún más selecto, como los T60 o K36. La empresa se reestructuró y se dividió en tres secciones: una se dedicó a la aviación y a material militar, otra a automóviles, camiones y autobuses, y una tercera se centró en maquinaria y herramientas. En 1953, tras una serie de años llenos de dificultades en lo que respecta a resultados económicos, y después de la nacionalización de “La Hispano-Suiza, Fábrica de Automóviles, S.A”, finaliza el sueño (solo durante unos años…) que un grupo de industriales liderados por Damián Mateu y Mark Birkigt iniciaron a principios de siglo.

A lo largo de los años, Hispano Suiza se convirtió en sinónimo de lujo y exclusividad, solo al alcance de la clase alta. Sus coches fueron utilizados por aristócratas, intelectuales y los más reputados artistas del mundo. Entre los clientes de la mítica marca española se encontraban Alfonso XIII, Gustavo V de Suecia, Carlos II de Rumania, Luis II de Mónaco, Pablo Picasso, André Citroën, Coco Chanel, René Lacoste o el mismísimo Albert Einstein y más recientemente Paul McCartney.


La utilización de automóviles Hispano Suiza estuvo siempre estrechamente ligada a clientes de alto poder adquisitivo, exquisito gusto por el lujo y una pasión incalculable por el automóvil. Hoy en día, los Hispano Suiza clásicos son conservados con sumo cuidado en museos y colecciones privadas de todo el mundo.

Nueva era: la reinvención del lujo sobre ruedas

Hispano Suiza ha regresado actualizada a los nuevos tiempos, liderada por Miguel Suqué Mateu, bisnieto del fundador, que mantiene vivo el legado y la leyenda de la marca. Perteneciente al Grupo Peralada, se relanzó en 2019 en el Salón del Automóvil de Ginebra con un vehículo 100% eléctrico que asombró al mundo: Carmen. Este exclusivo modelo de 1.019 CV de potencia ha sido diseñado, desarrollado y construido completamente en España. Su exterior está inspirado en el clásico Dubonnet Xenia y comparte los valores que llevaron a Hispano Suiza a convertirse en el máximo exponente del automóvil de lujo, con un diseño atemporal y exigente, artesanía meticulosa y una atención escrupulosa a los detalles, tanto técnicos como de ingeniería. Su versión más radical, el Carmen Boulogne, llegó el año siguiente, en 2020. El Carmen Boulogne eleva la potencia hasta los 1.114 CV y rinde homenaje a la victoria de Dubonnet en Francia.

Hispano Suiza ayer y hoy: el Dubonnet Xenia  y el Carmen.

La personalización es también una parte importante del ADN de la marca: no hay dos Hispano Suiza iguales. Cada uno de los vehículos que salen de la oficina técnica pueden ser configurados en multitud de opciones tanto de exterior e interior, con materiales de vanguardia y una atención minuciosa al a los deseos del comprador de cada uno de los 19 modelos que se construirán en esta limitada y exclusiva producción.

La competición siempre ha sido uno de los principales atributos de Hispano Suiza. El Carmen, es su esencia, un vehículo con tecnología de competición de Formula E, sus prestaciones, fiabilidad y potencia lo convierten en disponer de una de las mejores plataformas eléctricas del mundo. El lema de From Race to Road, es la base del ADN actual. Así mismo, el Hispano Suiza Carmen Boulogne es una evolución del Carmen centrada en el deporte de la competición que refleja la herencia de carreras de la marca justo este 2021 que se cumplen 100 años de la victoria de Hispano Suiza en Boulogne. Hispano Suiza pretende seguir vinculada a la competición y este año ha llevado a la marca a participar en el campeonato Extreme E con su propio equipo, HISPANO SUIZA XITE ENERGY TEAM. Un todoterreno 100% eléctrico de más de 500 CV de potencia, formará parte de una de las competiciones más exclusivas del mundo. Dicha competición tiene tres máximas, la sostenibilidad del planeta, la electromobilidad y la igualdad de género.

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